lunes, 5 de julio de 2010

Instituciones y sociedad en la España visigoda. Los nobles

Los duques (dux, ducis) eran gobernadores de las provincias (ducados). Pertenecían a la estirpe real. Mandaban un ejercito formado por Thiufas, unidad de mil hombres mandada por un thiufado. El quingentenario mandaba un batallón de 500 hombres. El centenario mandaba cien hombres. El decano, diez, formadas en los útimos tiempos también por saiones y buccellarii.
Los condes (comes, comitatis) gobernaban un condado, una ciudad y su “territoria”, unidad territorial subordinada a la provincia. Es el antiguo “municipio romano” es decir una comarca con una ciudad importante. Tenían funciones militares.
Otros funcionarios menores, que controlaban la recaudación de impuestos, eran los numerarios, exactores, tabularios, talonarios y susceptores.
Las estirpes senatoriales del Imperio romano siguieron estando en la cúspide social. Algún senador desempeñó el cargo de duque, como Claudio, duque de Galicia. A través de la Iglesia desde el III C. de Toledo tuvieron gran influencia política.
Los visigodos pretendieron instaurar un Estado centralizado, a cuya cabeza estaba la institución monárquica con tendencia hereditaria. El rey era el jefe supremo de la comunidad y tenía amplios poderes judiciales, legislativos, militares y administrativos. Para reforzar su prestigio, los reyes visigodos adoptaron los atributos y el ceremonial de los emperadores. El rito de la 'unción regia', que recibían de los obispos, les confería carácter sagrado. En el IV Concilio de Toledo (633) se aprobó, de acuerdo con la tradición romano-católica, que el Rey tenía que ser elegido con la aprobación de los obispos en Toledo o en el lugar de muerte del monarca. Tanto los duques (de sangre real) como los condes pertenecían a los escalones más altos de la nobleza y se erigieron en los grandes funcionarios de la administración territorial. Las grandes asambleas políticas del reino fueron el Aula Regia y los Concilios.
Javier Albert Gutiérrez

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